La maternidad ejercida y la declinada son desafiantes por distintas razones a nivel emocional; sea el estereotipo de la madre invencible e incansable o el duelo ante las expectativas de mujer-madre.
Por su relación con la justicia intergeneracional, en el marco del derecho al futuro, las y los adultos tenemos la obligación de asegurar que infancia no sea sinónimo de vulnerabilidad.